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Tehuelches

Los tehuelches se dividían en dos grandes grupos: Los primeros vivían antiguamente en una amplia área desde la Patagonia hasta la región pampeana incluida; los segundos tenían sus territorios tradicionales a sur del rio Chubut, hasta el Estrecho de Magallanes.

Los primeros tehuelches vistos por los europeos fueron aonik enk que encontraron en las costas de la Patagonia. Son gente alta corpulenta (los hombres miden generalmente1,80 metros o mas) y los extranjeros exageraron en sus relatos, diciendo que eran gigantes. Así que durante mucho tiempo circuló la leyenda de que en esa región vivían “los gigantes Patagones”

Vivir de la caza

Los aonik´ enk era cazadores: su vida dependía del guanaco y los “chiques “(como se llama en la zona a los “ñandúes” o “avestruces” (aunque también cazaban otros animales puma, liebre patagónicas, zorrino, peludos y piche. Del guanaco comían la carne y las vísceras, guardaban los tendones para fabricar hilos de coser y cuerdas para los arcos, y aprovechar las pieles. A estas las limpiaban, las secaban al sol y después las cortaban en pedazos rectangulares. De piel de guanco también eran sus taparrabos, una especie de mocasines y sus toldos. De los choiques aprovechaban la carne y las plumas (estas usadas en adorno) y con el cuero del cogote hacían bolsitas. Los zorrinos también se los comía a veces, y lo mismo hacían con las liebres patagónicas los pumas. Gatos monteses y la carne podían comerla en seguida pero si tenían mucha, la secaban al sol y la molían después de seca, la mezclaban con grasa y la guardaban así para épocas de escasez. Además, comían huevos de aves algunas raíces con las que preparaban harina y varios frutos silvestres. Su arma más importante era antiguamente el arco y la flecha con punta de piedra. La caza era trabajo de hombres: las mujeres atrapaban solo algún animal chico. Juntaban huevos, raíces o frutos y se ocupaban de cocinar, hacer la ropa y atender a los chicos. Como animales domésticos tenían perros, que les ayudaban a cazar.

LA ROPA Y VIVIENDA DE LOS NÓMADES

La vestimenta era sencilla: un taparrabos de piel, una especie de mocasines de piel con relleno de pasto y el quillango, que les envolvía el cuerpo hasta debajo de las rodillas. Los llevaban con la parte del pelo para adentro y el lado que quedaba afuera estaba decorado con dibujitos geométricos de colores. Sus viviendas eran toldos de cuero con un armazón de postes. Estos toldos se podían desarmar rápidamente, eran nómades y mucho. Cuando la caza escaseaba en un sitio, levantaban el campamento y se iban para otra parte. Las mujeres se encargaban de embalar y guardar todo. En general, cuando llegaba el invierno, muchos grupos aparecían en la costa y en verano se iban para el lado de la cordillera.

Vivían en grupos que normalmente no pasaban de entren 50 y 100 personas.


 


 


 

LAS VIEJAS HISTORIAS

Sus mitos hablan de dios creador, pero especialmente del héroe Elal, que creó a la gente y le dio las bases de su cultura. También mencionaban a otros seres míticos, como Maip o “Gualicho”, que puede aparecer en forma de hombre, animal o sombra ser simplemente invisible y que solía traer desgracias. Creían en la Mujer Luna (a la que se robaba buen tiempo) el trueno, un ser poderoso y temible. No había sacerdotes entre ellos: los uámenk, mal llamados “hechiceros” o “brujos”, se dedicaban solamente a curar enfermedades y entonces para curarlos usaban un embrujamiento.



Una mirada a los pueblos originarios

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